«Usted sabe que los rayos de luz reflejados por diferentes objetos forman imágenes, pintan la imagen reflejada en todas las superficies pulidas, como por ejemplo, en la retina del ojo, sobre el agua y sobre el cristal. Los espíritus en su intento de fijar estas imágenes fugaces, han creado una sustancia sutil por medio de la cual se puede formar una imagen en un abrir y cerrar de ojos. Cubren un lienzo con esta sustancia y lo ubican frente al objeto que desean capturar. El primer efecto es similar al de un espejo, pero debido a su naturaleza viscosa el lienzo logra conservar un facsímil de la imagen, lo cual no ocurre en un espejo. El espejo representa fielmente las imágenes, pero no las conserva; nuestro soporte las representa con igual fidelidad, pero además las conserva. Esta impresión de la imagen es instantánea. El lienzo se retira y se ubica en un lugar oscuro. Una hora más tarde la impresión se ha secado, y usted tiene una representación, valiosa por el hecho de que ningún arte puede imitar su veracidad.»
«Giphantie», Charles-François Tiphaigne de la Roche, 1760
Parece que casi 80 años antes de que se inventara, alguien había «visto» o imaginado la fotografía. (SOUGEZ, M. Historia de la Fotografía, Cuadernos de Arte Cátedra, 12.ª ed. 2011, pp. 13-15).
Este es un fragmento de la novela alegórica Giphantie, escrita a mediados del siglo XVIII por Tiphaigne de la Roche. Esta descripción del proceso fotográfico fue publicado medio siglo antes de que se diera a conocer la Fotografía.
¿Un soñador?